He me aquà reunida con todos vosotros en una fecha tan
marcada por el calendario. Solo fluyen palabras, todas y cada una de ellas el
resultado de mi dialogo de hoy.
Quiero ante todo, agradecer a todas las almas
presentes aquà fÃsicamente, más todas aquellas que me acompañan
espiritualmente, de poder compartir un dÃa tan especial en mi vida.
Debo admitir que no me siento tan siquiera un poquito
más vieja, y gozo de una energÃa envidiable. El tiempo pasa, y todos somos
espectadores de nuestras vidas, y como éstas se manejan en la sociedad. Quizás
el hecho de cumplir hoy 25 años se muestra por las pequeñas arrugas que poco a
poco se hacen visibles en mi rostro. Cada una de ellas cuenta una anécdota, una
historia o un simple hecho. Vuelvo a utilizar el sinónimo del paso del
tiempo. Y, ¿Qué es el tiempo? ¿Lo aplicamos como deberÃamos? ¿O
deberÃamos sacarle más jugo al zumo afrutado de nuestra vida? Si nos morimos
mañana, ¿dejaremos alguna huella por nuestra mundana existencia? ¿O pasará al
olvido?
Muchos os preguntareis del porque de este mi discurso,
pero intento demostrar o quizás la palabra que mejor se a semejanza a mis
palabras es guiar o enseñar.
Hacer ver que todos somos fruto y atributo de los 4
elementos de la Tierra, y si le añadimos el espacio, son 5 elementos para
millones y millones de personas. ¿Cuántos creéis que poseen el don de
transmitir vida, de cultivar y emplear energÃa, de creer y respetar la
naturaleza, los animales, los árboles, todo nuestro entorno, el cual no es más
que un simple legado, que debemos heredar en máxima plenitud y belleza?
Mi proceso de autorrealización no ha comenzado apenas
a madurar, pero puedo observar que NADA mas antes me habÃa aportado tanta
felicidad, satisfacción y paz interior, la cual puedo palpar en cada latido de
mi corazón, en cada suspiro de mis pulmones, en cada pisada firme en tierra con
los pies descalzos, dejar como vibra todo a mi alrededor y sentirme realizada
por y con ello.
He pasado por los más temerosos adjetivos, que no son
otros que el Miedo, el Temor, la Ira, la Incomprensión, la Traición, el Engaño,
el Apego, la Rabia, y muchos más adversos que no poseo diccionario para
expresarlas porque carecen de importancia para mÃ.
Todos y cada uno de ellos, son fruto de mi progreso
interno. Y gracias a ellos, al haber pasado por sus más oscuras calles, y
sentir las más despreciadas bofetadas quemar en mis carnes, he conseguido poseer
empatÃa, y todo aquello que carece de importancia, no es menos que la que le
debemos aportar, porque perdonar nos hace humanos, y la bondad está en
nosotros, pero nos dejamos influir por esta sociedad.
¿Acaso creéis que enseñando un arma, se puede desarmar
a un ejército entero? El poder está en cada uno! Y la empatÃa la ofrece nuestra
mente. Debemos dejar que actúe según las leyes naturales de la vida. Nuestros
instintos son amor, paz y equilibrio. Con estos tres ingredientes podemos
cocinar la receta de nuestra felicidad. Debo admitir que es un camino largo y
duro a recorrer, y muchas veces se nos plantean tentaciones que nos
proponen/cuestionan a caer y utilizar el camino más fácil. Yo
principalmente, he sido tentada en varias ocasiones, pero he preferido utilizar
mis pies, los cuales están muy anclados a las raÃces de su sabidurÃa, a seguir
mi camino en la dirección idónea para hallar la búsqueda de mi felicidad
Ãntegra. Y gracias a mi cabeza, mi mente abierta, y a la creencia de mi propio
YO he realizado mis ilusiones y sueños y los he convertido en mi forma de vida.
Mi camino no es otro que cualquiera, salió desde las
más profundas oscuridades y del más amargo dolor, que conforme avanza mi paso,
voy unificando alma y mente, y todo lo que vaya a venir a partir de ahora, lo
veré como mero obstáculo, porque mi luz brilla sola y consigue iluminar la más
oscura penumbra, para seguir en mi senda mágica y petrificada por mis sueños,
en la cual dejo la huella de mi paso.
Y planteo nuevamente la cuestión, si yo he podido convertir todo ese odio que he recibido durante tantÃsimos años en amor, y he desarmado aquellos atributos imperfectos que envenenaron mi alma, como rencores, desprecios y rabia, todos podemos hacerlo. Tan solo debemos poseer el control sobre nuestra mente y como meta final tener el objetivo claro. Que no es otro, que la creencia en nosotros mismos. Porque el verdadero valor y merito de la vida no es haberte caÃdo, sino alzar la vista al frente y poseer tanta fuerza como nos propongamos para seguir adelante con amor y perdón.
Y planteo nuevamente la cuestión, si yo he podido convertir todo ese odio que he recibido durante tantÃsimos años en amor, y he desarmado aquellos atributos imperfectos que envenenaron mi alma, como rencores, desprecios y rabia, todos podemos hacerlo. Tan solo debemos poseer el control sobre nuestra mente y como meta final tener el objetivo claro. Que no es otro, que la creencia en nosotros mismos. Porque el verdadero valor y merito de la vida no es haberte caÃdo, sino alzar la vista al frente y poseer tanta fuerza como nos propongamos para seguir adelante con amor y perdón.
Porque nosotros somos el progreso de nuestras vidas. Y
cada ser tiene sus raÃces ancladas hacia sus instintos interiores que no son
otros que ofrecer BONDAD y COMPASION.
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